TÍTULO: LA RUTA DE LA SEDA
AUTOR: COLIN FALCONER
Hacia el siglo XIII, un caballero templario, Josseran Sarrazini y un monje dominico llamado Guillermo de Augsburgo emprenden un viaje desde Jerusalén a Mongolia a lo largo de la Ruta de la Seda. Parten con la misión de transmitir un mensaje del Papa al Gran Kan y conseguir de él una alianza contra los sarracenos, que amenazan Tierra Santa. El templario, natural de Tolosa en el Languedoc hará de intérprete y escolta del enviado papal hombre de mal carácter, difícil trato y severo inquisidor.
La narración comienza en una celda donde fray Guillermo pide
a su superior confesión ante su inminente muerte. Tiene mucho de lo que
arrepentirse. Le cuenta al confesor todo el viaje y sus peripecias y es allí
mismo cuando al terminar el relato finaliza la novela.
Josseran, ha
entrado en la Orden de los Templarios por cinco años y presta sus servicios en
Acre. Por motivos personales, necesita alejarse de su casa. No logra
perdonarse a sí mismo el no haber sido lo suficientemente firme para rechazar
el amor prohibido de la segunda mujer de
su padre. La duda de que éste se imaginara lo ocurrido, le atormenta de tal
modo que cuando su padre se aleja de casa para irse a la guerra en la que murió,
le asaltan insoportables remordimientos.
Recorren,
como ya hizo Marco Polo, desde Palestina hasta China, el mismo camino que se usaba para transportar de Oriente a
Occidente seda, especias y otras mercancías valiosas. La novela posee gran
valor descriptivo y a lo largo de su lectura nos podemos ver inmersos en paisajes
insospechados: valles fértiles, ciudades con increíbles palacios, resecas
estepas, huracanes, trombas de agua, tormentas en desiertos de arena, la dureza
del clima en las altas montañas, así como en un viaje en el tiempo hasta la
mitad del siglo XIII, con conflictos entre kanes, bandidaje, difícil
comunicación, insólitas costumbres de los pueblos nómadas, distintos rituales
religiosos y muy complicadas condiciones de vida a lo largo de la ruta por
Persia, Cachemira, Nepal y China.
En el camino deberán hacer frente a los más diversos
peligros mientras descubren un mundo cuya riqueza, tanto material como
espiritual, les fascina y desconcierta a la vez. Así, el descubrimiento de las
culturas lejanas de Asia y el contacto con una bella princesa tártara en
Samarkanda o el amor que surge entre Josseran y una salvaje Jutelún, hija del
jefe de un pequeño kanato son hechos que conmoverán al templario hasta el punto de poner
en duda la supremacía de sus propias creencias y terminar sus días al lado de esta mujer.
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