El ejército de María se encontró con el de sus enemigos en la Colina Carberry pero cuando se dio cuenta de que no podía vencer, se rindió sin siquiera pelear. Fue tomada prisionera y enviada al Castillo del Lago Leven. Contra su voluntad, fue forzada a firmar los documentos de abdicación a favor de su pequeño hijo el Rey Jacobo VI de Escocia. Su hermanastro James Stewart, Conde de Murray, se convirtió en regente. No vivió mucho tiempo, ya que fue asesinado en 1570 por uno de los partidarios de María.
Después de unos meses, un cuidadoso plan se elaboró con el propósito de liberarla. Fue llevada fuera del castillo por un paje de 16 años llamado Willie Douglas. María estaba vestida de lavandera y así secretamente llegaron al lago. Remaron a través del mismo y del otro lado, sus amigos la esperaban. A María le dieron un caballo y cabalgó por su vida y libertad. Luego, formó otro ejército pero fue derrotado en la batalla de Langside el 13 de mayo de 1568.
En vano María escapó a Inglaterra para rogar el apoyo de su prima Elizabeth. Tenía pocos amigos y muchos enemigos, y aún sus partidarios europeos se le habían vuelto en contra. Éste fue un momento muy difícil para Elizabeth quien siempre había sentido temor al poder y la influencia de María.
Elizabeth le brindó protección pero en realidad, ella fue prisionera durante 19 años. María estuvo en varios castillos de Inglaterra incluyendo Sheffield durante 14 años, Bolton, Wakefield, y Tutbury. En 1570 se divorció de Bothwell, quien murió demente en una prisión en los Países Bajos en 1578.
Mucha gente quería ver a María muerta pero Elizabeth no quería dejarla en libertad a merced de sus enemigos porque éstos la matarían inmediatamente. Fue puesta al cuidado de George Herbert, Conde de Shrewsbury y vigilada cuidadosamente por el gobierno isabelino, el cual temía que se convirtiese en el foco de conspiraciones católicas. Sus temores tenían fundamento. Durante los siguientes 20 años hubo intentos de liberar a María de su prisión y de convertirla en Reina de Inglaterra. Los consejeros de Elizabeth continuaron rogándole que ejecutase a la reina escocesa, pero Elizabeth se negaba. No fue hasta la Conspiración Babington de 1586 cuando finalmente Elizabeth accedió a su ejecución debido a que existía prueba de la complicidad de María.
Elizabeth se sentía herida y enojada y le escribió una carta. Era el plan de Sir Anthony Babington y sus conspiradores, liberar a María en Chartely en donde se encontraba prisionera y derrocar y matar a Elizabeth. Sus planes fracasaron, debido a que Sir Francis Walsingham, uno de los ministros más influyentes de Elizabeth, había creado una red muy efectiva de espías que seguía paso a paso las acciones de los católicos mediante el uso de dobles agentes. Anthony Babington y sus partidarios fueron torturados y condenados a muerte y María fue procesada. Fue encontrada culpable de traición y condenada a muerte. Pese al veredicto de los jueces, Elizabeth no podía firmar la orden de ejecución de su prima. Finalmente y de mala gana, la firma. Sus ministros secretamente apresuraron la ejecución y a Elizabeth no se le informó hasta que todo acabó.
La noche anterior a la ejecución, María cenó muy poco y escribió su testamento, luego entregó regalos a sus sirvientes. Entre las 8 y las 9 de la mañana, fue llevada al lugar de ejecución. Estaba vestida de negro, llevaba un crucifijo y una Biblia en sus manos. Jane Kennedy y Elizabeth Curle eran sus dos sirvientes que la acompañaron en aquel momento. Jane vendó sus ojos con una tela blanca y su perrito, un Skye Terrier se encontraba debajo de su falda; se dice que el perrito dejó de comer al darse cuenta de la muerte de su dueña.
Una leyenda dice que después de la ejecución, los cardos comenzaron a crecer en el lugar en donde María murió. Los lugareños comenzaron a llamar a esos cardos “Las Lágrimas de la Reina Mary”.
Fue decapitada en el Castillo de Fotheringhay el 8 de febrero de 1587. Sus últimas palabras fueron: “En tus manos, Oh Señor, encomiendo mi espíritu.
En principio fue enterrada en la Catedral de Peterborough pero luego, en 1612, sus restos fueron enviados a la Abadía de Westminster. En vida María y Elizabeth nunca se conocieron, ambas yacen en la más imponente de todas las abadías inglesas, la Abadía de Westminster en Londres.
María fue una mujer de gran talento, muy alta, elegante y hermosa. Introdujo en la corte escocesa, las costumbres francesas, el idioma y nuevas formas de baile. Pero en la constante y amarga lucha por el poder entre ella y Elizabeth, María perdió porque a diferencia de su prima inglesa, ella dejó que su corazón gobernase sobre su razón, sacrificando la política por la pasión. Dejó su legado a la historia y después de la muerte de Elizabeth en 1603, su hijo fue nombrado rey de Inglaterra y su ascensión trajo una nueva dinastía al trono inglés. Los Estuardos.
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