domingo, 2 de octubre de 2011

MARÍA ESTUARDO (continuación)


         Escocia era muy diferente a Francia, y María encontró que su país nativo era bastante sombrío. Estaba acostumbrada a vivir en la riqueza y lujo de la corte francesa y Escocia no lo tenía; además, su clima era más frío. El país era protestante y ella actuó lo mejor que pudo para gobernarlo bien. Al principio tuvo éxito, fue tolerante con los protestantes, escuchaba el consejo que le daban sus ministros y mantenía la paz con su influyente hermanastro  protestante, James Stewart, después Conde de Murray, hijo ilegítimo de su padre, Jacobo  V.
         María era viuda y Elizabeth temía que se casase con un príncipe poderoso que la ayudara a levantar un ejército para invadir Inglaterra. Le  interesaba que lo hiciese con un hombre con muy poco poder o influencia, de modo tal que su prima escocesa no fuese una amenaza. Quizás con ésto en mente, Elizabeth le ofreció a Robert Dudley, Conde de Leicester, pero no fue aceptado ya que se le creía amante de Elizabeth y un asesino de esposas.
         María tomó ésto como un insulto. Elizabeth creyó que un matrimonio entre ellos garantizaría la paz de ambos reinos. Contaba con  que  Dudley  nunca  conspiraría  en  su contra porque sentía afecto por ella,  que él llevaría a cabo sus ambiciones y María tendría un esposo fácil de manejar por ella.
         Todo ésto tenía sentido para Elizabeth pero las otras personas involucradas en su plan tenían ideas distintas. Dudley estaba alarmado de tan sólo pensar en ser enviado a Escocia, e hizo todo lo que pudo para evitar el enlace y escribió a María negando su interés en ella. En un intento de hacer que Dudley pareciese más adecuado para una reina, Elizabeth lo hizo parte de la nobleza en 1564 y lo nombró Conde de Leicester y Barón de Denbigh.
         Pese a que Elizabeth parecía sincera en las negociaciones, muchos dudaban  porque  ella y Dudley estaban tan unidos que  no soportaría  que él pudiese llegar a dejar la corte. Cualesquiera que fueran los motivos de Elizabeth, la oferta se realizó con toda sinceridad pero María no la aceptó.
         Al primo católico inglés de María quien también tenía derecho a reclamar la corona inglesa, llamado Lord Henry Darnley, Elizabeth le permitió viajar con su padre a Escocia, y María se sintió atraída por su persona y su posición y decidió casarse con él. Se casó por amor, la ceremonia tuvo lugar en la
Abadía de Holyroodhouse el 29 de julio de 1565.
         Elizabeth estaba enojada debido a que tanto Darnley como María tenían derecho a reclamar su trono; Elizabeth temía que tuviesen considerable  apoyo para  tratar de derrocarla. Quizás su único beneficio fue el nacimiento en el Castillo de Edimburgo, del único hijo de María, Jacobo, el 19 de junio de 1566.
         Darnley era posesivo, celoso y un borracho. No facilitó la vida política de María, sólo la empeoró y ella comenzó a confiar bastante en su secretario privado italiano, David Rizzio a quien María gustaba y a quien admiraba. Se creía que era su amante y Darnley estaba cada vez más celoso y más enojado al igual que unos nobles protestantes quienes creían que Rizzio era un agente del Papa.
         Con un grupo de amigos, Lord Darnley planeó el asesinato. Una noche de marzo de 1566, mientras Rizzio, un músico talentoso, tocaba para María y sus damas en el Palacio de Holyroodhouse, Lord Darnley y sus hombres entraron por la fuerza y apuñalaron a Rizzio 27 veces frente a María quien tenía 6 meses de embarazo y que nunca pudo olvidar lo ocurrido aquella noche.
         La atención de María se centró en James Hepburn, Conde de Bothwell. Bothwell era casado. Fue probablemente Bothwell quien fue en buena parte responsable de la muerte de Darnley cuya casa en las afueras de Edimburgo, fue volada en pedazos el 10 de febrero de 1567. Todos creían que María había convencido a Bothwell de asesinar a su esposo. Bothwell se divorció de su esposa y se casó con María bajo el rito protestante 3 meses después de la muerte de Darnley. La ceremonia tuvo lugar en la Abadía de Holyroodhouse
. El pueblo estaba furioso y quería que ella abdicase.

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