TÍTULO: EL DESAFÍO DE LAS DAMAS
AUTOR: ALMUDENA DE ARTEAGA
Al Igual que otras novelas ya
leídas, ésta aborda también el reinado de Felipe IV y se centra en la
conspiración que un variopinto grupo de damas de la época urde para
desacreditar y destituir al valido del rey el conde duque de Olivares. Todas
tienen una poderosa razón para odiar a este personaje.
La narración en primera persona la
lleva a cabo una de ellas, Mª Acacia Silva y Mendoza, duquesa del Infantado,
casada con D. Ruy y biznieta de la princesa de Éboli. Fue dama de la reina
Isabel de Borbón. Ella junto a otras mujeres, todas con cuentas pendientes con
el conde-duque urden una y otra vez distintas tramas hasta conseguir tras
veintidós años de lucha la caída del valido. Éstas fueron las otras y sus
motivos, obvios.
Ana Mendoza y Enríquez, cuarta
duquesa del Infantado. Viuda de su primer matrimonio se casó en segundas
nupcias con Juan Hurtado de Mendoza, su primo. A la boda asisten los reyes
Felipe III y Dña. Margarita que la tuvo como confidente y primera dama de su
corte. Su segundo hijo casa con una hija del duque de Lerma principal víctima
de Olivares y por tanto perjudica seriamente al hijo de éstos su nieto D. Ruy
nombrado anteriormente. Tanto a Ruy como a Mª Acacia les hace prometer que
lucharán sin tregua hasta hacer fracasar al conde-duque de Olivares.
Ana de Guevara, nodriza del rey
Felipe IV quien siempre le tuvo mucho cariño y consideración hasta que Olivares
se las arregló para echarla a la calle viéndose avocada a regentar una de las
mancebías de Madrid. Murió en la villa tras ver su venganza cumplida.
Mª Inés Calderón, la Calderona,
actriz de comedias, se convirtió en amante de Felipe IV y madre del único
bastardo reconocido Juan José de Austria. Cuando al rey se le pasó el capricho,
Olivares la separó de su hijo y la obligó a ingresar en el convento alcarreño
de Valfermoso donde murió sin dar más problemas en beneficio de la carrera
política de su hijo.
Isabel de Borbón, reina de España,
francesa que aquí recibió el sobrenombre de la Deseada. Durante el alzamiento
de Cataluña y en contra del gobierno del conde-duque, ejerció la regencia en
Madrid mientras el rey acudía a Barcelona a poner orden. Tanto Olivares como su
mujer, que consiguió ser dama de la corte, la sometían a un intenso espionaje para
evitar que influyera sobre el rey en su contra.
Sor Mª Inés de Ágreda, hija de una
familia hidalga que entra en el convento a los dieciséis años llegando a ser
madre abadesa. De un gran misticismo, su fama llegó al mismo rey que la toma
como consejera y acata sus sabios consejos. Ella fue portadora de las últimas
palabras que necesitaba el rey para convencerse de la mala influencia de
Olivares.
Inés de Vargas, marquesa viuda de
Siete Iglesias. Su marido, un antiguo paje del cardenal duque de Lerma, ostentó
diversos cargos entre ellos el de secretario de Estado hasta que Felipe III
enfermó y Olivares aconsejó a su sucesor, Felipe IV, acometer en su contra. Fue
apresado en Valladolid, se le confiscaron sus bienes y finalmente degollado en
la plaza Mayor de Madrid. La viuda e hijos quedaron en la miseria más absoluta
acogiéndose ella a la caridad de la duquesa del Infantado.
Razones no les faltaban para
conjurar contra el valido.
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