TÍTULO: EL SUEÑO DE JUSTINIANO
AUTOR: SALVADOR FELIP
El poco
conocido Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino con capital en
Constantinopla es el que el autor, apasionado con su historia, nos trae a
colación en esta novela.
Hacia el 532
el emperador Justiniano celoso de la gloria alcanzada por Constantino se empeña
en la ardua tarea de devolverle su antiguo esplendor al Imperio. Ese será en
esencia su sueño más ambicioso. Para ello concibe secretamente un pacto con
Dios. Él le construirá el más admirable templo de la cristiandad a cambio de
que le conceda el ansiado heredero que dé continuidad a su obra. Ese templo
será el de Sta. Sofía o de la Divina Sabiduría. Casado con Teodora de origen
humilde pero inteligente, ambiciosa y decidida formarán un buen tándem.
El
personaje, no histórico, que va hilando la narración en la primera parte, es un
profesor griego, un tal Héctor con su familia, que recalan en Constantinopla y
allí malviven; él, como peón hasta que entra en contacto con las facciones que
organizan las carreras de cuadrigas. De forma accidental se convierte en uno de
los líderes de la revuelta promovida de forma clandestina por el propio
emperador, la “Nika”. La revuelta y los incendios que siguieron le
proporcionaron a Justiniano la ocasión para la quema de la antigua basílica sin
que él tuviera que asumir la culpa de semejante sacrilegio. En su ambición,
nada le detiene y cuando en un momento se ve acorralado y a punto de claudicar
con peligro de su vida, será su esposa quien le infunda el valor suficiente
para no huir.
Pasan por el relato infinidad de personajes de
la corte como senadores, eunucos, tesorero, secretario, cada cual con sus
intrigas palaciegas, conspiraciones, asesinatos… y otros como los arquitectos
de la nueva Sta. Sofía o su mejor general, el conde Belisario que toman el
protagonismo en la segunda parte de la novela, amén de otros muchos personajes
secundarios que acaban dándole un volumen de 864 páginas. Buena descripción de
la vida y costumbres en la capital durante ese siglo VI.
A pesar de
todo engancha y cautiva al lector por su prosa y el encanto de una corte
oriental que no es frecuente encontrar en autores de novela histórica y que
estén bien documentados.