CARLOS III
Dos mujeres marcarán su vida:
su madre Isabel de Farnesio y su querida esposa María Amalia de Sajonia con la
que estuvo 23 años casado y con la que tuvo 13 hijos en 18 años, a algunos de
los cuales sobrevivió.
Poco agraciado físicamente,
era sin embargo de genio alegre y gracioso; sencillo y afable en el trato.
En 1735 ciñe la corona de
Nápoles-Sicilia. Su reinado aquí es un excelente entrenamiento y durante los 25
años que duró promovió importantes construcciones como el hospicio “Albergue
del pobre”, teatro S. Carlos y palacio real de Caserta entre otras.
Es un rey absolutista que
gobierna con tecnócratas al margen de la Iglesia aunque no por eso deja de ser un cristiano
fervoroso aunque no beato. Cree formar parte de los designios de la Providencia
Divina.
A la muerte de Fernando VI
sin hijos, asume la monarquía con mayor peso colonial. Desembarca en Barcelona,
tiene entonces 44 años y está lleno de madurez y experiencia. Trae un ambicioso
programa para sacar a España del retraso que sufre con respecto a Europa.
Cuando llega a Madrid, visita la Almudena y queda muy decepcionado cuando
recorre sus calles insalubres.
Junto a su ministro
Esquilache afrontó en 1766 el motín que provocó la orden de recortar capas y
sombreros para evitar la inseguridad ciudadana. La gente reaccionó mal a lo que
el rey dijo: “son como niños que lloran cuando se les lava”. El pueblo se
enfrentó a la guardia valona, milicia extranjera, aborrecida por los
madrileños. Se tiene que refugiar durante 8 meses en Aranjuez. La caza fue
siempre su deporte favorito. Casi cada día salía a cazar.
Un año después de estos
acontecimientos, informado por Campomanes, decreta la expulsión del reino y las
colonias de los jesuitas, decisión que fue nefasta para la enseñanza que estaba
prácticamente en sus manos. Se enfrenta así con la Iglesia y la Inquisición.
Junto a sus ministros Aranda,
Campomanes y Floridablanca tratan de innovar, corregir abusos, pero no llegan a
ser lo suficientemente audaces.
Por el Tercer Pacto de
Familia apoyando a Francia, entramos en la guerra de los Siete Años y los
puertos de La Habana y Manila son atacados por los ingleses. Recuperamos
Menorca pero no fue así con Gibraltar.
Es el impulsor de la Lotería
Nacional, la Bandera, la Agricultura, Ganadería y Pesca, pantanos,
comunicaciones, manufacturas (textil), comercio, red viaria radial entre otras.
Gracias a la higiene pública tenemos un crecimiento demográfico y pasamos de
9,5 millones de habitantes a 10,5 millones. Aún así 100.000 pobres viven al
límite. Empieza a tener importancia una clase media dirigente de la producción.
Pese a su poca afición
intelectual, el rey apoya la Ilustración. Al final de sus días se siente
atraído por la Botánica y la construcción de artilugios prácticos. Los aires
renovadores no pueden acabar con romerías, procesiones, toros y otras
tradiciones. Se establece un tira y afloja entre “Ilustración y Tradición”. Se
crea por los reformistas la Sociedad de Amigos del País. Las artes se ven
apoyadas, Tiépolo decora el Palacio Real y se trae a Goya a la Corte. Sabatini
es llamado para renovar Madrid, hasta entonces, una ciudad insalubre. Para ello
se realiza el empedrado de sus calles, se llevan a las afueras los cementerios,
se crean los paseos de Recoletos, Delicias y Prado, se ornamentan plazas con
fuentes y monumentos. Lo conoceremos más adelante como “El mejor alcalde de
Madrid”.
Gobernó con un reformismo moderado, mezcla de
renovación y tradición que llevó también a las colonias.
Muere con casi 73 años y 53
de reinado entre Italia y España. Para su heredero presiente un futuro convulso
pero confía en Floridablanca que será consejero de Carlos IV en los primeros
años de su reinado.