Para empezar, el traductor no está muy acertado, también según las críticas que hacen los expertos (véanse las críticas de Pilar Martino Alba).
Toma esta novela su título del escrito que firmó el rey con sus últimas órdenes para las colonias españolas en África y América.
Parece obviar o minimizar sus logros que fueron muchos, presentándolo tal como lo hicieran sus enemigos en la “leyenda negra”.
Se centra sobre todo en los problemas que el fanatismo religioso del rey causó a sus reinos pero pasa de puntillas por sus victorias o por otras facetas positivas de su carácter.
Pesada por demasiado minuciosa en la narración, por la cantidad de personajes en los que se para y porque parece tener como único objetivo desprestigiar al “soberano de medio mundo”.
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