TÍTULO: MARTYRIUM: EL OCASO DE ROMA
AUTOR: SANTIAGO CASTELLANOS
Aunque
son varios los escenarios en que se desarrolla esta novela, será Emérita
Augusta, nuestra actual Mérida, donde empieza y acaba la narración. Allí uno de
los protagonistas de ficción, el presbítero Celso, nos pone en consideración al,
sí personaje real, de la mártir de las persecuciones romanas en tiempos del
emperador Diocleciano, la joven Eulalia. Este Celso, cristiano fanático e
intransigente, tiene también un cierto carisma y poder de seducción que usará
con su alumna Eulalia y esta condición de preceptor la moldeará y encaminará a
una total entrega cuando llega la hora del martirio.
Ocurren estos
hechos en tiempos de la tetrarquía, régimen impuesto por Diocleciano para poner
freno al caos en que se hallaba sumido el imperio, siglo IV d.C. La mayor parte
de esta historia transcurre en Oriente: Nicomedia, Constantinopla, Alejandría,
Nicea… y entre otros problemas acuciantes para los augustos y césares del
momento, el autor se va a centrar en las persecuciones a los cristianos con
ligeras alusiones a Constantino al principio de la narración y que luego se
convertirá en personaje principal del relato. Pasa de puntillas por su estancia
en Oriente, sus campañas militares, la derrota en puente Milvio a Majencio para
llegar a ser el gran emperador, tolerante con respecto a la nueva religión
cristiana. Pronto se rodea de asesores de este credo, entre ellos el obispo
Osio de Córdoba porque su interés está en tener un solo imperio y para aunarlo,
nada mejor que una sola religión y la cristiana le parece la más adecuada con
un solo Dios.
Esos años
convulsos lo son también para los cristianos que se enzarzan en disputas
teológicas y fanatismos que amenazan con romper la unidad de la naciente
Iglesia. Para poner freno, Constantino promueve el concilio de Nicea. Acuden
obispos de oriente y occidente, entre ellos Arrio y sus secuaces que niegan la
divinidad del Hijo de Dios. No del todo convencidos, finalmente la gran mayoría
aprueban el credo que recoge los principios teológicos en que se basará en adelante
la Fe cristiana. Constantino con el tiempo y ya cerca de su muerte parece que se
aproxima a los arrianos y les pide el bautismo.
Con este telón
de fondo de problemas políticos y religiosos, el autor abarca un amplio periodo
de la Historia con a mi parecer forzosos saltos pues habría tema para más de un
volumen. De todos modos su prosa ágil y descriptiva hacen fácil su lectura en
general, aun cuando hay momentos en que se pierde el ritmo con la larga huida
de Constantino hacia occidente para encontrarse con su padre. Bien perfilado el personaje de Celso pero no así tanto el de Constantino que a mi modo de ver queda algo desdibujado.
Las luchas
internas por el poder, las crueles persecuciones, el mundo de las hetairas, la
figura clave de Constantino para conseguir la implantación de la religión
cristiana en el imperio, son los puntales para esta novela bien documentada.