Novela histórica
sábado, 23 de febrero de 2013
ALGUNOS PÁRRAFOS EN "YO, EL REY"
ALGUNOS PÁRRAFOS EN “YO, EL
REY”
Los
hermanos de Napoleón: José, Luis, Elisa, Luciano, Paulina, Carolina y Jerónimo.
_”¡Dios mío, de qué títulos
altisonantes nos ha ido cubriendo el emperador a su entorno, para que flotemos
como una permanente nube de incienso embalsamando su grandeza!”
En
el saqueo del palacio de Godoy en Aranjuez y en otras casas.
_En todas ellas arrojaron los objetos
de valor, obras de arte y “preciosidades” por las ventanas para quemarlos ante
las fachadas. …quemáronlo todo, sin que nada se hubiesen quedado o escondido.
…En el saqueo encontraron las
condecoraciones del valido: “…las veneras, los collares y todos los distintivos
de las dignidades supremas a que Godoy había sido ensalzado, fueron preservados
y puestos en manos del rey”. ¡Los españoles! Noble y extraño pueblo.
El
enviado Izquierdo a Napoleón.
_”Con gusto y entusiasmo
admitirán los españoles a V.M. por monarca, pero después de haber renunciado a
la corona de Francia”. Me hubiese gustado ver la cara del emperador. Comprendió
que si Izquierdo osaba decírselo a la cara, los españoles se atreverían a
oponerse a la entrega de la corona al monarca de otro país. No le convenía
correr el riesgo. Sólo entonces piensa en sus hermanos.
Piensa José.
Piensa José.
_Vasallos tan devotos merecen
mejor suerte que la que tienen. Me enorgullece el empeño de ofrecerles
disfrutar las libertades y progresos de las nuevas ideas de la revolución, sin
que tengan que pagar el precio de muertes, ruina y anarquía que costó a
Francia. Hacerlo en paz y orden, sin daño para nadie. Esa es mi hermosa misión.
¿Sabrán los españoles entender mis deseos? ¿O va a impedir su dicha
precisamente una de sus virtudes, la de no mudar de lealtad?
_Asistiré a misa en la catedral y
daré audiencia a todo el que la pida. Este día de tranquila permanencia en una
ciudad he de aprovecharlo para convencer a los habitantes de que encontrarán en
mi el respaldo de un soberano ilustrado, no el yugo de un tirano.
viernes, 22 de febrero de 2013
TÍTULO: YO, EL REY
AUTOR: JUAN ANTONIO VALLEJO-NÁGERA
En el año 1808 José Bonaparte es
llamado a Bayona por su hermano Napoleón, quien le ha hecho renunciar al reino
de Nápoles para que ocupe el trono de España. Allí es querido y respetado pues
ha conseguido hacer que progrese. Le cuesta dejarlo pero obedece.
En Bayona, se entrevista con el
emperador, se entera de las intrigas de la familia real española y se dispone a
ser buen rey para aquel país desconocido para él. También comienza su decepción
al enterarse de que el emperador ha ofrecido el trono de España a su hermano
Luis, en ese momento rey de Holanda. Éste, sin embargo, no se deja intimidar
como José y le responde: "… No soy el gobernador de una provincia. No
existe más ascenso posible para un rey que el cielo. ¿Con qué derecho podría yo
reclamar un juramento de fidelidad a otro pueblo si no permaneciese fiel al que
yo he prestado a Holanda al subir al trono?...
Mientras tanto, van llegando
noticias alarmantes de las atrocidades que ha cometido Murat en Madrid tras las
revueltas del 2 de mayo, las partidas de guerrilleros que actúan por sorpresa
en toda la península causando notables pérdidas y desconcierto. Cuando el nuevo
monarca entra en Madrid, comprende que a pesar de sus buenas intenciones todo
lo que haga va a ser inútil. La frialdad con que es recibido hasta en el más
pequeño pueblo es un jarro de agua fría para él. La fuerte personalidad de su
hermano y la inquina de Murat, que ya soñaba con ese cargo, le anulan casi por
completo y poco dejan a su propia iniciativa.
El autor, nos cuenta en la
siguiente novela, "Yo, el intruso" los años (1808 a 1813) en que reinó como José I, buscando el apoyo político
de uno de los grupos de los ilustrados españoles, cuyos miembros eran los
denominados afrancesados, sin lograr hacer triunfar el programa reformista de
su gobierno, cimentado en la denominada Constitución de Bayona. José regresó a
Francia cinco años después, expulsado por los insurgentes españoles. En 1815,
tras la derrota definitiva de Napoleón, José emigró a Estados Unidos, donde
permaneció hasta 1832. A continuación regresó a Europa y, tras una breve
permanencia en Inglaterra, se estableció en Italia falleciendo en Florencia.
Narrada por el protagonista y
tomando como base las cartas que intercambia con su hermano, está claro que no
cabe esperar de tal fuente más que una imagen heroica y romántica, donde queda
patente lo megalómano de uno y lo pusilánime del otro.
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