domingo, 30 de diciembre de 2012

FELIZ 2013


ALGUNOS PÁRRAFOS EN "CABO TRAFALGAR"

Algunos párrafos en “Cabo Trafalgar”




         _El comandante del Antillas lo conoce bien con su lealtad y su buen humor. A él, a Fatás y a los otros. Hasta los peores acabarán hoy ganándose el jornal. Hay días, concluye, que redimen toda una vida.


         _Y luego ronco de gritar, sordo de sus propias voces, oyendo como un rumor confuso, lejano, los estampidos de los disparos, los cañonazos, el ziaaang, ziaaang de las balas que buscan su cuerpo, Nicolás Marrajo Sánchez, natural de la ensenada de Barbate, provincia de Cádiz, hijo de madre poco clara, sin trabajo ni profesión conocida salvo la de pícaro, contrabandista, rufián y buscavidas, escoria de las Españas, reclutado forzoso por un piquete de leva en la taberna "La gallinita de Cai", se envuelve la bandera roja y amarilla en torno a la cintura, remetiéndosela por la faja, y se pone a trepar como puede por los obenques…


        _…y cuando por fin Marrajo llega a la boca de lobo de la cofa, y allí, las manos temblando, con uñas y dientes, como puede, anuda la bandera y ésta se despliega en la brisa (el puto león con la lengua fuera), desde el navío inglés llega el clamor de los enemigos que lo vitorean.

sábado, 29 de diciembre de 2012

CABO TRAFALGAR




TÍTULO: CABO TRAFALGAR
AUTOR: ARTURO PÉREZ REVERTE

            Con ocasión del bicentenario del combate naval más famoso de nuestra historia, la batalla de Trafalgar, en la que se enfrentó la escuadra inglesa comandada por el almirante Horacio Nelson y la escuadra combinada franco-española bajo el mando del almirante francés Villeneuve el 21 de Octubre de 1805, Pérez Reverte nos narra de forma apasionada y llena de fuerza las peripecias de esta batalla. Esta novela le valió ser condecorado en el año 2005 con la Gran Cruz al Mérito Naval, la más alta distinción otorgada por la Armada Española para un civil.
            Nos cuenta la participación en el combate, del navío español Antillas y su tripulación, especialmente la de su comandante Carlos de la Rocha, el guardiamarina Ginés Falcó y el marinero de leva Nicolás Marrajo Sánchez, que como otros muchos es reclutado a la fuerza en Cádiz. Aunque en Trafalgar nunca luchó un navío llamado Antillas, el novelista se toma esa libertad para introducirnos en los pormenores de la refriega. Sin embargo, para el resto de lo narrado en el libro, los nombres de los marinos, los barcos, las tácticas etc. sí que ha empleado rigurosa documentación histórica. No deja tampoco de impresionarnos con la terminología náutica que parece dominar y que nos demostró ya también en “El asedio”.
            Emplea un lenguaje que de tan llano y dicharachero propio para expresarse la marinería llega a ser demasiado cargante cuando lo emplea el narrador. Lo ameniza también con vocablos ingleses y franceses así como una jerga gaditana que nos da idea de lo que sería el modo de comunicarse entre tan variopinta tripulación.
            El autor, durante tantos años corresponsal de guerra, sabe recrear con maestría el transcurrir de la batalla de una manera tan viva que pareciera oírse el estruendo de los disparos de cañón, el olor de la pólvora, el volar sobre las cabezas el silbido de las balas y el chasquido del maderaje de los barcos frente a los impactos recibidos.
                Viene pues este relato a complementar lo que ya conocíamos de esta batalla por el que en su día hiciera Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales  titulado “Trafalgar”.