martes, 13 de enero de 2015

UNA PRINCESA EN BERLÍN

TÍTULO: UNA PRINCESA EN BERLÍN
 AUTOR: ARTHUR R. G. SOLMSSEN



 Peter Ellis, es un joven pintor norteamericano que participa en la Primera Guerra Mundial no como militar, sino como voluntario conduciendo una ambulancia. Salva de la muerte a un alemán cuando se ve inmerso en un trágico accidente.

 Acabada la guerra, se queda por Europa para adquirir mejor formación como pintor y para ello contacta en Berlín con el alemán que salvó y con el que traba una sólida amistad. Vive en su casa y ayuda con sus dólares a la maltrecha economía de la familia que, aunque acomodada y bien relacionada, sufre los estragos de la impresionante inflación.

 En Berlín, hacia 1922 reina una gran confusión. Las familias aristocráticas, entre ellos muchos judíos, líderes en las finanzas, se mantienen todavía indiferentes al escenario callejero de bandas incontroladas de excombatientes nacionalistas que siguen las consignas de un oscuro cabo austriaco llamado Adolf Hitler. La atroz inflación, la escasez y el mal reparto de los suministros, los partidarios del régimen comunista, el endeudamiento del estado que debe pagar las indemnizaciones que le imponen los aliados… Todo es un hervidero en esos años de entreguerras.

 En este ambiente nuestro protagonista, vive una doble vida. Por un lado, junto a su amigo frecuenta los salones de la aristocracia y conoce a la familia Waldstein, reputados banqueros de cuya hija se enamora. Sus dólares bien gestionados le permiten una vida fácil; por otro, la relación con su maestro pintor y su familia en un barrio marginal, le hacen conocer los tugurios bohemios de Berlín.

 En medio de todo, se ve involucrado en el asesinato de un político y más adelante herido de gravedad por un disparo cuando matan a su amigo y a la esposa de éste. Motivos suficientes para retirarle la confianza la familia de su novia y hasta el gobierno le invita a que se marche del país. La fortuna que amasó se volatiliza con los cambios y regresa a su país con poco más que unos cuadros, entre ellos el llamado “Una princesa en Berlín” que da título a la novela.

 Muy recomendable para conocer el ambiente en que se movían los alemanes durante el periodo de entreguerras.